-Los chascarrillos entre Juan Carlos I y Mario Vargas Llosa quedarán para la sobremesa

En París, el 9 de febrero habrá una gran fiesta. Tendrá lugar en honor del gran escritor Mario Vargas Llosa y, hasta antes de ayer novio de Isabel Preysler, y se celebrará en la Academia francesa, que fundó en el siglo XVII el cardenal Richelieu, estrenándose como el primer Nobel de Literatura en acceder a tal distinción desde el fallecimiento de François Mauriac, aunque Vargas Llosa nunca haya escrito su obra en francés.

A tal importante evento ha sido invitado el rey emérito, Juan Carlos, que así podrá abandonar por unos días su dorado y aburrido retiro provisional en Abu Dabi, sin que sus amigos de Sanxenxo le monten encerronas para navegar otro ratito. Vargas Llosa, además de proyectar su capacidad para escribir como los ángeles, tendrá la oportunidad de explicar a su amigo español los últimos chascarrillos recogidos en el chalet de su expareja. Es probable que en la sobremesa los dos amigos hagan chirigotas acerca de los efímeros amores matrimoniales.

En una de sus últimas cacerías en España, acompañado por un séquito de ayudantes que iban clavando en el monte sillas giratorias en los lugares más adecuados para favorecer su buena puntería, el rey emérito felicitó a otro de los cazadores por haber tenido la suerte de casarse tres veces. Muy pocos la tienen.

Vargas Llosa tampoco y por tanto irá a la cita parisina ligero de equipaje. En todo caso, el autor de ‘Pantaleón y las visitadoras’ ha escogido muy buena compañía. El escritor opina que los reyes pueden tener amigos, «y yo soy amigo de él», asegura convencido.

Además de amigo, el marqués de Vargas Llosa, según el obsequio recibido del emérito tras ganar el Nobel, y Juan Carlos de Borbón, aprovecharán a buen seguro sus horas bajas para hablar de antiguas novias, parejas rotas y decepciones sufridas. Al margen de las conflictivas regatas de Sanxenxo, el emérito solo ha abandonado Abu Dabi para asistir a varios entierros ilustres, como el de la reina de Inglaterra o el de su cuñado Constantino de Grecia, así que con la presencia de Juan Carlos y de Mario, París tendrá un color especial.