-Con éste son ya cinco los estados de EE UU que aplicarán este sistema de ejecución

El pelotón de fusilamiento está a punto de dejar de ser una escalofriante imagen del pasado en Idaho. Sólo falta el visto bueno de su gobernador, el republicano Brad Little, para que este método de ejecución vuelva a ser una realidad en pleno siglo XXI en este estado para los condenados a muerte. La ley que lo autoriza fue aprobada el lunes por su Parlamento -por dos tercios de los escaños- y pone como condición para aplicarla que, en el momento de cumplir la sentencia dictada contra estos presos, no esté disponible la inyección letal. Y este pinchazo mortal cada vez es más complicado de dar en Estados Unidos.

La idea de recuperar el fusilamiento para los condenados a muerte se puso sobre la mesa en vista de las considerables dificultades para conseguir las sustancias que lleva la inyección letal. Más de un laboratorio farmacéutico se niega a facilitarlas ya que no quiere que su marca quede asociada a un asunto tan polémico en diversos sectores dentro y fuera de Estados Unidos como es la pena capital. Y Idaho, ajeno al reguero de críticas que va a despertar su nueva ley, no quiere que ese rechazo sea un obstáculo para continuar con las ejecuciones.

La legislación que salió el lunes adelante con 24 votos a favor y 11 en contra en Idaho deja muy claro que el fusilamiento de condenados a muerte sólo será una opción si no está disponible la inyección letal. Una norma que ya ha generado unas cuantas reacciones por devolver al presente un método de ejecución «espantoso» y «arcaico», denuncia la organización de derechos civiles ACLU (las siglas de American Civil Liberties Union). Las personas que mueren de esta manera, detallan, «sufren, con toda probabilidad, niveles extremos de dolor y de tortura».

Este controvertido tipo de ejecución ya había sido aprobado en Idaho hace años, pero nunca lo usó. Hasta que en 2009 fue eliminado, después de que la Corte Suprema de Estados Unidos ratificara la inyección letal en el país por ser un método común.

La vuelta del pelotón de fusilamiento, sin embargo, no es una novedad en el país, que ya cuenta con otros cuatro estados donde existe este final para los presos sentenciados a la pena capital. Se trata de Utah, Oklahoma, Mississippi y Carolina del Sur, que lo aprobó hace un par de años, junto a la silla eléctrica, precisamente por la escasez de fármacos para la inyección letal. No es un método, eso sí, al que se recurra de manera habitual. En casi medio siglo sólo han sido ejecutadas tres personas de esta forma en Estados Unidos. La última fue Ronnie Lee Gardner -condenado por matar a bocajarro a un abogado durante una fuga frustrada- que murió a las afueras de Salt Lake City, la capital de Utah, en 2010.

Pese a las críticas, hay presos que han solicitado ser fusilados por considerarlo más «rápido» y «menos doloroso». Este es el caso de Michael Nance, de 61 años, quien fue condenado a la pena de muerte en 2002 en Georgia y diez años después pidió ser ejecutado por un pelotón. El sentenciado argumentó que la inyección letal podría provocarle «un sufrimiento excesivo porque sus venas estaban en mal estado». El Tribunal Supremo le dio la razón y aprobó cumplir la voluntad de Nance.